Las autoridades sanitarias españolas ya autorizan el uso médico de un extracto de cannabis, el Sativex, y recientemente se hicieron públicos los buenos resultados clínicos obtenidos con él hasta ahora. Veamos las repercusiones que puede tener con respecto al empleo terapéutico del propio cannabis.

Las autoridades sanitarias no han autorizado el empleo médico del porro por la irritación bronquial que produce el humo de su combustión, no por carecer de dichos beneficios médicos

Hace poco asistí como invitado a unas jornadas organizadas por la Universidad de Cádiz en Algeciras sobre los cannabinoides como nuevas herramientas terapéuticas. El Dr. Antonio Martínez Orgado, que trabaja en el Hospital de Alcorcón en sus efectos neuroprotectores en los casos de encefalopatía isquémica neonatal, me hacía el siguiente comentario: Ahora que los estudios están demostrando la eficacia del extracto de cannabis, no ya el de uno de sus agonistas aislado, quedan por tierra todos los argumentos en contra del porro terapéutico y abiertas las puertas para su legalización, ¿no crees?. Con unos resultados positivos en los ensayos clínicos realizados en el dolor crónico del 65% de los pacientes y considerando que, en efecto, el Sativex no es otra cosa que “cannabis puro”, cabría cuestionarse:

Facilitará el Sativex el camino al cannabis medicinal…

Hay motivos para pensarlo, efectivamente. Desde hace tiempo se sabe que el consumo de esta planta tiene, en ciertas circunstancias, eficacia terapéutica. Las autoridades sanitarias no han autorizado el empleo médico del porro por la irritación bronquial que produce el humo de su combustión, no por carecer de dichos beneficios médicos. También es sabido que tampoco es una buena ruta de administración la digestiva, por ser de efectos erráticos e irregulares debido a que los principios activos deben pasar por el hígado, donde sufren determinado metabolismo, antes de llegar a sus lugares de acción. Las investigaciones, desde entonces, se han dirigido hacia la elaboración de un extracto de cannabis que no necesite ni la vía digestiva ni la inhalada, y que contenga una cantidad determinada de tetrahidrocannabinol (THC) y cannabidiol (CBD), principales cannabinoides responsables de los efectos terapéuticos, según el consenso general entre los científicos

Extracto o tintura es todo tipo de preparación farmacológica destinada a facilitar la administración de un medicamento, generalmente vegetal. No penséis que el uso del extracto herbal es raro en España. Aunque hay países de nuestro entorno con mayor tradición en su empleo, como Alemania, la legislación farmacéutica española los contempla y aquí, desde hace mucho tiempo, se vienen recetando varios. Como ejemplo recordemos las famosas cápsulas del extracto vegetal de Pygeum africanum comercializados por un conocido laboratorio para el tratamiento de la hipertrofia de próstata (Pronitol®), o incluso extractos destinados para su administración inhalada en los catarros, con eucalipto y menta (Sinus®).

Con los cannabinoides se están ensayando múltiples vías de administración alternativas a la inhalada y digestiva: supositorios, parches transdérmicos, inyecciones, colirios… Hasta ahora el que ha conseguido mayores grados de popularidad ha sido un nebulizador de absorción a través de la mucosa bucal, el Sativex, desarrollado por GW Pharmaceuticals. A partir de un cultivo legal de cannabis elaboran una solución que introducen en un spray para rociar el interior de la boca, de igual manera a los diseñados para el mal aliento. Las autoridades sanitarias, para admitir dicho extracto como fármaco, sólo han exigido que su composición sea constante y que la cantidad de THC y CBD esté cuantificada, considerándose el resto de componentes del extracto herbal como excipientes sin efectos sobre el cuerpo.

Autorizar el uso del Sativex es, por un lado, admitir la eficacia de la planta como tal y, por otro, normalizar desde un punto de vista farmacológico y administrativo el empleo de su extracto. Se podría considerar de igual forma cualquier tipo de tintura. Ya no habría argumentos para negarle a un paciente, con el mismo perfil clínico que los autorizados a usar el extracto comentado, el utilizar la propia planta en cualquiera de sus formas, cualquier extracto manufacturado por él mismo también.

…o, por el contrario, acabará con él?

También hay motivos para que pueda ocurrir. Desde hace tiempo, como bien nos recordaba Gaspar Fraga en un reciente editorial de Cáñamo, el camino de la reivindicación del uso recreativo-lúdico del cannabis ha ido parejo al de su empleo como medicamento. Los motivos son complejos y, como opinaba nuestro director, a veces no del todo beneficiosos. Entre otras cosas ha hecho que cierto sector de la opinión pública y profesional sanitaria pudiese pensar que dicha reivindicación terapéutica no fuese más que una excusa para la libre autorización del consumo de cannabis. Mientras la lucha por su uso médico ha estado demandada por los mismos que lo hacían por su uso recreativo, las autoridades sanitarias han dado la callada por respuesta.

No fue hasta hace unos años que nuestros políticos no tuvieron más remedio que manifestarse al respecto: el Grupo Ágata, de pacientes con cáncer de mama de Cataluña, conocedoras de las bondades médicas del consumo de la planta, elevaron una petición formal para su acceso legal.La respuesta fue la facilitación a estas pacientes de los comprimidos de Cesamet. Es un fármaco compuesto exclusivamente por nabilona, un agonista cannabinoide y, por tanto, de supuestos iguales efectos que el THC. El Cesamet no estaba en nuestras farmacias, pero pudieron salvar el problema empleando la normativa sobre Medicamentos Extranjeros: si una medicina no cuenta con el respaldo de algún poderoso laboratorio que pueda distribuirlo en nuestro país y algún médico lo considera oportuno usar, las autoridades sanitarias deben encargarse de su compra en el exterior y distribución al paciente. La respuesta de las pacientes, y el conocimiento científico las apoya, fue que prefieren el porro terapéutico: es mejor por su composición y su vía de absorción. La reivindicación continuó.

Con la aparición en escena del Sativex, la demanda del porro terapéutico podría sufrir otro serio, tal vez mortal, traspiés. Las ventajas del primero son evidentes desde un punto de vista de accesibilidad: el enfermo quiere librarse de los síntomas (vómitos, dolores) cuanto antes, quiere cruzar la calle y comprar el remedio en la farmacia de la esquina. Como con el porro, se evita el temido primer paso hepático pero, además, se evita la irritación bronquial, manteniendo los mismos efectos terapéuticos al contener la totalidad de la planta. Además, cualquiera de las ofertas ahora disponibles se me antojan más complejas, desde el autocultivo de la planta hasta su adquisición en el mercado negro.

Está claro que la respuesta a una nueva reivindicación del porro terapéutico puede ser la facilitación del acceso a los pacientes del Sativex. Para así acallar la demanda a la planta en bruto, como en su día hiciera con la nabilona, las autoridades sanitarias pueden recurrir ahora a dos vías: además de la descrita de la Medicación Extranjera desde Canadá, donde está comercializado para la esclerosis múltiple y pronto también para el dolor oncológico, a la conocida como Uso Compasivo. España es uno de los países que participa en los estudios clínicos que se realizan en la actualidad con el Sativex para otras indicaciones (dolor neurológico, náuseas y vómitos por la quimioterapia, estimulante del apetito) y la ley sobre ensayos clínicos contempla que cualquier médico pueda prescribir un medicamento que se encuentre en esos momentos aún bajo estudio, antes de que terminen y al margen de los mismos, amparándose en dicho Uso Compasivo, como ya se viene haciendo en Cataluña. Además, el potente laboratorio que ha comprado los derechos para su distribución europea es, precisamente, español.

Epílogo

Una vez autorizado el Sativex ¿se inclinará la balanza sólo hacia éste o también hacia cualquier otro tipo de extracto de cannabis, el fabricado por el mismo paciente también? Si un médico solicita acceso a dicho nebulizador para un enfermo y no obtiene respuesta positiva, ¿qué ocurrirá si éste recurre al autocultivo y a la preparación de su propio extracto? Ya no quedan argumentos científico-legales para impedirlo. El futuro se presenta interesante, no cabe duda.

Dr. Ricardo Navarrete
Miembro de la IACM